martes, 28 de junio de 2011

La mentira de los nacionalismos

Discurso nacionalista

El tortazo del maestro

Jesús Royo en La Voz Libre.






En la película La ràbia la escena principal es en una escuela de la posguerra, un maestro conmina a un niño a hablar como debe ser, '¡en español!' Y de paso le propina un sopapo descomunal. Naturalmente, aquel niño conserva dentro de sí la rabia para toda su vida. Esa rabia le llevará a la militancia nacionalista –o sea, lingüística.

Estoy seguro de que gran parte de las actuales vocaciones sociolingüísticas provienen de los tortazos de los maestros franquistas. Y quien dice tortazos dice cualquier violencia, cualquier sensación de ridículo, vergüenza o impotencia. Situaciones frustrantes relacionadas con el conflicto lingüístico. Creo que sería una terapia saludable, un ejercicio higiénico y un buen servicio al país, que cada cual explicase aquel 'trauma decisivo' que le llevó a adoptar una militancia determinada. Examinando las respectivas biografías, sobre todo de la gente que manda, quizá nos explicaríamos muchas cosas y nos ahorraríamos algunas decisiones claramente erróneas, que pueden complicar nuestro futuro colectivo.

Explico mi caso. En los años cincuenta, en mi calle sólo se hablaba castellano. Para mí, el catalán era la lengua de algunas familias y de alguna misa en la parroquia. La escuela era toda en castellano, mi lengua. En la adolescencia, descubrí que mis amigos catalanes no habían tenido la misma suerte que yo: se les había negado la escuela en su lengua. Fue por solidaridad con ellos, y por vergüenza por que mi lengua hubiese servido para humillar a mis amigos, que me puse a aprender el catalán con pasión. Tanta, que enseguida lo escribía y a los diecinueve años lo enseñaba.

¿Queréis un pronóstico? La inmersión en la escuela pronto empezará a producir 'militantes castellanistas', fruto de alguna humillación escolar (tortazo y 'en català!'). Y también veremos algunos 'desertores catalanohablantes', avergonzados por el hecho de que se utilice el catalán para humillar a sus amigos castellanohablantes. ¿Os jugáis algo?

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