jueves, 29 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (48)


Los hermanos Vivaldi no consiguieron llegar a su destino, pero en cambio alcanzaron el objetivo que se habían propuesto: la inmortalidad. Dante los hizo entrar en el templo de la fama al compararlos nada más y nada menos que con Ulises, el gran viajero de todos los tiempos. Pero el viaje de los hermanos Vivaldi tuvo también un efecto inesperado, pero decisivo en la historia de España. En medio del gran rodeo que se dio para entender la naturaleza exacta del mar océano (el Atlántico sur) aparecieron, como por encanto, las islas Canarias. Aún tardarían muchos años en descubrirse, muchos años más en ser colonizadas y casi una eternidad en comprender su verdadero significado; pero el paso estaba dado, y era irreversible. Un trozo de África iba a pertenecer por derecho propio a Europa. Paradójico epígono de lo que empezó siendo una extraña aventura en una extraña geografía. ¡Cuántas veces se debe repetir que la historia carecería de sentido sin la existencia de hombres como los hermanos Vivaldi!

España, una nueva historia. (47)


Una historia crítica de los heterodoxos en España, de la que carecemos debe afrontar la controvertida personalidad de Ramon Llull (1232-1316), un mallorquín, hijo de un caballero de posición modesta cuya familia era originaria de Barcelona, viajero, místico, escritor, visionario, ocultista, filántropo, apasionado por la Cábala; el más grande escritor en lengua catalana para unos, simplemente un divulgador para otros; mártir de la fe o quizás un impostor.

España, una nueva historia. (46)


¿Qué es la historia para Alfonso X? El punto de vista de un rey, la autoría, o como él mismo ordena anotar con la habitual prosa de aquellos años (aunque aquí modernizó le texto): "El Rey hace un libro no porque él, y las enmiendas e iguala y endereza, y muestra la manera de cómo se deben hacer, y así escríbelas quien él manda; por esto decimos, por esta razón, que el Rey hace el libro" (parte I, libro 16, capítulo 14). La "General estoria" acompañó a Alonso X día y noche, durante ocho años, de 1272 a 1280: unas veces adaptó la "Historia Scholastica" de Pedro Coméstor, otras refelexionó sobre sus propios actos, pero siempre estuvo atento a la verdad revelada que, por su sola presencia, mantiene al autor en un estado de complicidad con la otra histórica en la que busca legitimarse, la "primera crónica general o Estoria de España".

España, una nueva historia. (45)


Quien intente comprender de verdad la historia de España tiene que empezar por conocer el lugar que ocupan en ella Alfonso X el Xabio (1221-1284) y su círculo de escritores, poetas y artistas. La confianza en la cultura y en la excelencia que ellos desplegaron contrasta abiertamente con la tradicional fe española en la improvisación y en la igualdad. La apuesta por la convivencia de las tres religiones también resulta insólita si consideramos los siglos de la verdad única que vinieron después; o la sorpresa que aún provoca la estima que tuvieron por el aprendizaje como mecanismo de promoción social en una sociedad a menudo poco sensible con los valores de la educación.

España, una nueva historia. (44)


La historia de España en el siglo XIII está jalonada por su hegemonía, la conquista del valle de Guadalquivir, de Valencia o de Mallorca, la instauración del arte gótico francés, la configuración de la cultura universal por Alfonso X el Sabio y la invasión de los benimerines. Toos esos acontecimientos contribuyen a poner de manifiesto la apremiante necesidad de responder a la cuestión, suscitada primero por el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada y luego por el propio Alfonso X de qué significa ser español. Esta pregunta no es tan anacrónica como se podría suponer hoy, sino que subyace en la profunda convivencia de la expansión militar y política de castellanos y aragoneses sobre las tierras de al-Andalus. La creencia de que la cultura española tenía unas matrices universales que enlazaban con el pasado romano de Hispania y que convertían las gestas de los reyes en principios de legitimidad de la ocupación de una tierra "vacía" en el sentido político del término, una tierra que antes había sido suya y que volvía al hogar natural.

miércoles, 28 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (43)


La instalación del oficio real en Barcelona en el círculo de Alfonso el Trovador se explica, en tercer lugar, por el uso de la memoria como fundamento de la cultura cortés. El canciller Ramón de Caldes, el mismo que compiló el "Liber Feudorum Maior", se dedicó a revisar, con gran indignación de algunos viejos aristócratas, la hsitoria reciente de Cataluña buscando a los responsables del asesinato del conde Ramón Berenguer II, bisabuelo del rey. En ese ambiente de desolación y turbación surgen las primeras manifestaciones de la literatura novelesca en provenzal, cuyo eco se percibe en el "Jaufré", una obra reelaborada más tarde, pero cuyo texto original debe situarse en estos años. El tema de la novela era semejante al de los relatos de la Tabla Redonda escritos en el norte de Francia por Chrétien de Troyes y otros autores: una exhortación moral sobre los valores de la caballería profana, que apoya al rey en su decisión de ordenar el territorio aunque sea en contra de la voluntad de la levantisca nobleza feudal. Puesto que la caballería transfigurada por el Císter era el brazo armado del rey, convenía darle una imagen romántica. Reajuste decisivo. El Estado será el garante de la conquista realizada años atrás de los reinos de taifas de Lérida y Tortosa.

España, una nueva historia. (42)


Como en el resto de Europa, el tiempo en España discurre muy rápido en el último tercio del siglo XII. Es entonces cuando se produce la gran mutación, cuando se pasa decididamente de lo castizo a lo refinado promovido por la cultura cortés de los trovadores y de los juglares, del trueque a la economía monetaria, de la mesura en la frontera a una política de guerra abierta contra los almohades, de las aldeas abiertas a las ciudades con sólidas murallas. Es un tiempo en el que a los hombres les resulta difícil imaginar las formas de vida de sus abuelos, y por eso aparece la épica para explicarlas. Detrás de ese brusco cambio están las granjas y las abadías cistercienses, apoyándolo, dirigiéndolo. El hecho decisivo fue, no obstante, que estos tres reyes tuvieron conciencia del cambio y de las posibilidades que éste generaba para sus respectivos países; también para una imagen de España sujeta a la tiranía de una ocupación foránea, la de los almohades. Éstos son los tiempos en que renace la figura del otro: el moro que ocupa ilegítimamente España o el cátaro y el hereje como figuras de la disidencia ante los valores cistercienses. Éstos son los tiempos que hacen de cada conciencia individual la heredera de una tradición secular que es imperativo renovar, aunque sea a costa de radicalizarse.

España, una nueva historia. (41)


Alfonso el Batallador se llamará a partir de ese momento rey de Aragón, Pamplona y Navarra; mientras que Alfonso Raimúndez, rey de Castilla y de León, llevará el título imperial. Sin embargo, meses después de la firma, se revelan las verdaderas intenciones de uno de ellos, cuando Alfonso Raimúndez recibe en Saldaña (Burgos) a una comitiva de nobles catalanes enviada por Ramón Berenguer III para asistir a la boda del "emperador de las Españas" con la hermosa y culta Berenguela. Está claro que este hecho describe el paso de la vieja concepción del equilibrio peninsular a la nueva concepción del Estado dinástico, surgido de la unión de los reyes de Castilla y León con el casal de Barcelona.

España, una nueva historia. (40)


Pero no se puede entender del todo la historia de la península Ibérica en el primer tercio del siglo XII sin considerar la importancia que tuvo el Camino de Santiago. Una red mercantil ligada, como su nombre indica, a la explotación de un sentimiento religioso, la necesidad de peregrinación de los europeos a la tumba del apóstol donde la tierra acaba, "finis terrae". Entiendo aquí por red, siguiendo a MacNeill y MacNeill, "una serie de conexiones pueden tener muchas formas: encuentros fortuitos, parentesco, amistad, religión común, rivalidad, enemistad, intercambio económico, cooperación política e incluso comeptición militar".

domingo, 25 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (39)


Los almorávides desconocían las formas de vida de la frontera e inflingieron los castigos más salvajes que se pueda imaginar a los enemigos de su fe, campesinos y colonos castellanos, cuyas comunidades rurales, separadas entre sí por páramos deshabitados y frondosos bosques de encinas, se agrupaban alrededor de la iglesia y la casa del concejo. La religión se convirtió en el principal motivo de disensión. Los campesinos de esa época, como sus antepasados, practicaban el cristianismo romano aderezado con elementos mozárabes y prácticas paganas, pero tomban al pie de la letra los preceptos del cura rural en todo lo referente a los ámbitos de la vida cotidiana, incluido el de la alimentación y los tabúes relacionados con el cuerpo. Una de las causas de la profunda irritación entre ambas comunidades radicaba en la actitud hacia el cerdo. Su carne, convertida en un signo de distinción, era la favorita de los cristianos. Origen del celebrado jamón ibérico.

España, una nueva historia. (38)


La historia del linaje condal de Barcelona se encargó de demostrarle que un hombre no necesita ser un desterrado para ser tratado como un eneimigo del nuevo orden político. El orgulloso Ramón Berenguer II, casado con Matilde, la hija del normando Roberto Guiscardo, perderá la vida en aras de un absoluto concreto: crear un Estado dinástico en la linea marcada por su suegro en Apulia y Sicilia, convertir Barcelona en una capital política como Palermo, salvar el mundo musulmán integrándolo en un gran marco político. La persona que está detrás de su muerte es su propio hermano Berenguer Ramón II. al que se le conocerá precisamente como "el fratricida", y esa aura cainita de la corte catalana marcará el destino de Rodrigo Díaz, para unos el Campeador y para otros , el Cid. Cuando se cierra la lápida con el cuerpo sin vida de Ramón Berenguer II, la viuda se presenta a la vista de todo el mundo con su hijo entre los brazos. Espera una reacción por parte de los nobles a favor de su causa encarnando en ese momento la belleza de la tristeza femenina. La nobleza catalana reacciona en menos tiempo del que cabría esperar y, en una asamblea, exige a Berenguer Ramón II un compromiso de que se aceptará a su sobrino como el legítimo heredero. Es un compromiso de que aceptará a su sobrino como legítimo heredero. Es un compromiso feudal, un pacto entre señores. Matilde cree que es una deciisón política y acepta el sacrificio de abandonar la tierra (y al hijo) sin mayores reparos. El Estado está en peligro y una vez más el sacrificio de una mujer le salvará de los enemigos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (37)


El plazo de veinte años que se dieron Fernando I y Ramón Berenguer I para organizar el territorio parecía demasiado largo, pero no lo era una vez analizados los detalles por la moderna historiografía, que se basa en buena parte en el esfuerzo de los arqueólogos. La pregunta que hay que resolver es: ¿qué fue de los campesinos entre 1037-1057, los años de transformación del territorio? Pues bien, esos "rustici" que aparecen a menudo en los documentos se han convertido en una comunidad que lucha contra los gravámenes fiscales de los señores y no dudan en buscar en las tierras de la frontera el porvenir que a veces se les niega en su tierra de origen. Mientras los caballeros forjaban un sistema de valores basado en la economía de pillaje y el honor, los campesinos consolidaban una forma de vida sustentada en la economía agrícola y ganadera.

España, una nueva historia. (36)


En el siglo XI peninsular, islam y cristiandad comparten una visión del mundo donde la numerología muestra las claves ocultas hacia esa meta que se confunde con la felicidad. Así, la sociedad andalusí procede por vía de la atomización de los centros de poder y de cultura, convencida de que la mejor manera de afrontar el futuro es acrecentar las satisfacciones artificiales de los individuos que necesitan cada vez más y conciben la vida como el disfrute de los placeres; en cambio, la sociedad cristiana procede por vía de los rituales guerreros de primavera, las cabalgadas contra las ciudades y las aldeas musulmanas, el placer por el botín y la dimensión festiva de la existencia donde el regalo era un signo de distinción para el poderoso, la transformación de los tesoros en piezas de una liturgia con la que se aspiraba a transgredir la noche, a confinar las fuerzas malignas.

España, una nueva historia. (35)


En la década de 1020, tras un período de agitaciones internas en Cataluña, el conde Berenguer Ramón I, con el beneplácito de los nobles que solían intervenir como árbitros en los numerosos pleitos por los derechos de propiedad de las tierras, concedió una carta de franquicias a aquellos ciudadanos de Barcelona que llevaban años reivindicando la autonomía, o el autogobierno, un grado de libertad política que les pemitiera gestionar sus asuntos internos, controlar sus tribunales, dirigir sus elecciones y tomar resoluciones de carácter local. Durante los siglos posteriores se redefiniría constantemente dónde debía empezar y acabar este grado de libertad: lo harían el rey Alfonso II en el siglo XII y el rey Jaime I en el siglo XIII. La razón principal de esta exigencia de autonomía ciudadana se debió a la existencia de poderes lo bastante fuertes como para infringirla; los nobles y los guerreros de la frontera articulaban un sistema social basado en las relaciones personales, en el homenaje y el vasallaje que en cierto modo cuestionaba el sistema de valores de estos ciudadanos propietarios de tierras. Además de la autonomía, exigieron la igualdad ante la ley, y que ningún individuo pudiera situarse por encima de ella, ni siquiera perteneciendo a alguno de los grandes linajes del momento. No era un concepto democrático como podemos entenderlo hoy, pero avanzaba en esa dirección.

España, una nueva historia. (34)


La historia de la familia de Wifredo residía en el éxito político, y se desorientó cuando tuvo que enfrentarse a la derrota. Aquí se producirá la auténtica encrucijada formativa del hecho catalán, donde la familiaridad con la derrota es consustancial a su existencia, hasta el punto de que las derrotas parecen ser jalones en el camino de su identidad como pueblo. Un camino plagado sin duda de efemérides vinculadas a las derrotas y al exilio. Pero, en el crucial año de 985, ¿no será el trágico gesto del conde Oliba Cabreta lo que recordará a la confundida sociedad de su país que la guerra contra el islam para vengar el saqueo de la ciudad no puede definir la esencia de lo catalán? Entre el exilio y el apoyo a la política de su primo Borrell II y de su hombre de confianza Guitardo, Oliba de Cabreta escogería el exilio.

España, una nueva historia. (33)


Las campañas de Almanzor que pusieron fin a las buenas relaciones entre los descendientes de Wilfredo el Velloso y ´Abd al-Rahmân III, y además mostraron el escaso interés del último emperador franco por las tierras catalanas. La meditación sobre las campañas de Almanzor del 985, con el saqueo de Barcelona, redime a la ciudad al verla en ruinas. Su ruina es su eternidad y, por tanto, su perfección. El conde Oliba Cabreta, educado en la paz y ávido de complacer a sus amigos de Roma con la información científica de las bibliotecas de Córdoba, comprendió el peligro que suponía esa actitud: el mayor contraste entre el pasado y el futuro se muestra en la derrota, mientras se conviva con el mito del éxito de otras regiones europeas que hicieron de sus éxitos militares el fundamento de su poder político, como vemos en el caso de Fulco Nerra. Quizás nada nos escandaliza y ciega tanto como ese hecho. Borrell II y sus amigos de la frontera, entre los que destacó desde el primer momento Guitardo, vizconde de Barcelona, no aceptaron la derrota, y con esa decisión comenzó una nueva época para los territorios catalanes.

España, una nueva historia. (32)


Construida sobre las aspiraciones de los carolingios, Cataluña se convierte durante el siglo IX en un terrirtorio forjado también sobre la legitimidad, respondiendo a los deseos expansionistas de Aquisgrán pero fundado en la ausencia de un poder unitario. ¿Puede la voluntad de un pueblo suplir la asuencia del emperador? Para responder, intentaré unir los diversos temas que afectan a la construcción de una identidad catalana en ese siglo: creación de una dinastía propia, alejamiento de los emperadores carolingios y ocupación de los valles del sur. Pierre de Marca y después los benedictinos De Vic y Vaissete creyeron ver en este territorio la Marca Hispánica, un espacio defensivo europeo frente al emirato de Córdoba. En ese sentido, Cataluña ha sido un territorio carolingio, consciente de su europeidad frente al carácter hispánico del reino de Asturias, del reino de Pamplona o del condado de Aragón. La idea de una marca remite a un diploma de Carlos el Calvo de 865 que Joseph Calmette calificó de acta de nacimiento de Cataluña. Nobles pirenaicos, ciudadanos de Barcelona, campesinos de los valles del interior, todos participaban de una misma concepción de la soberanía vinculada primero a los emperadores carolingios; y sin embargo, todos portaban las manchas mestizas y migratorias de los "hispani" y de los "goti" del sur del Ebro, que entre otras cosas llevaron consigo una visión arquitectónica que aún podemos ver en Sant Miquel de Cuixà, con sus fascinantes arcos de herradura.

martes, 20 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (31)


El futuro de Castilla según Sancho García se vincula a las dos potencias emergentes, el reino de Navarra y el condado de Barcelona, lo que supone el final anunciado de León como referente de la lucha contra el califato. Desde el monasterio de San Salvador de Oña, fundado por él en 1011, el conde Sancho observa el misterio primordial del poder surgido de la revolución feudal. El valor del doble matrimonio de sus hijas, la mayor, Muniadona, con Sancho III Garcés y la menor, Sancha, con Berenguer Ramón I. Lo que él no podrá hacer lo harán sus poderosos nietos, García Sánchez de Navarra, Fernando de Castilla y León, Gonzalo de Sobrarbe (de su hija mayor) y Ramón Berenguer I (de su hija menor). Sancho García participó con devoción en la ceremonia que legitima el sistema feudal: la donación de las hijas a poderosos jefes de linaje, el reconocimiento de la herencia como un hecho seminal. Para aquellas ocasiones, las abuelas tenían guardados en arcones vestidos de seda, adornados de encajes y pedrería. En la solemnidad de la boda, el conde Sancho presenta subrepticiamente su concepción política. Y con la entrega de sus hijas a Sancho el Mayor de Navarra y a Berenguer Ramón de Barcelona apuesta por una realidad que sigue inexplicada, pero que servirá de guía tanto a él como a sus hijos: la herencia de los sentimientos castellanos se transmite de igual modo por la linea masculina que por la femenina.

viernes, 16 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (30)


Esta actitud enardecida y visionaria ante el mundo nos traslada primero a la Navarra de Sancho Garcés II Abarca y de su nieto Sancho Garcés III el Mayor; al reino de León de Alfonso V y de su hijo Bermudo III, a la Castilla de los condes de Barcelona de Borrell II y de su hijo Ramón Borrell, junto a un gran número de nobles locales que utilizan sus propios recursos para atacar las fortalezas árabes de la frontera. El ancla de este comportamiento suele ser la violencia de los guerreros, ejercitada en las ciudades o en los campos, en nombre de un ideal que apenas reconocen, el ideal de reconquista del reino de Toledo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (29)


Las negociaciones llevadas a cabo por el vizconde Guitardo, al que califican de "adelantado de Borrell II", pertenecen al territorio de la casualidad de la historia y de la fortuna. A los cuatro años de haber firmado un acuerdo de no agresión, la muerte del califa al-Hakam II cambia el escenario y un poderoso ejército avanza hacia la ciudad de Barcelona con la intención de destruir sus poderosas murallas y con ellas el orgullo de sus habitantes. Con esa derrota Borrell II alcanza la legitimidad que le había sido negada y a partir de entonces reconocerá "otra" herencia, del más alto origen en la escala de la vida. Será la "sangre real" de la estirpe merovingia la que recorre sus venas, condenada siglos atrás por un pacto entre los mayordomos de palacio y los obispos de Roma. La tierra se vivifica con ese sacrificio convirtiéndose en la raíz de todos los desarraigados, de los hombres que llevan armas y defienden la frontera. Tras la pnatalla del conflicto político, se estaba gestando una verdadera revolución en la cultura del poder en toda la península Ibérica, desde Sevilla a Gerona, desde Murcia a León. Era el fin de una época, y pocos estaban convencidos de ello. Salvo los que creían que con la llegada del milenio se acabaría el mundo.

España, una nueva historia. (28)


Cuando, en el año 956, el embajador de Otón I aprovechó la estancia en Barcelona para resumir rápidamente las intenciones del poderoso emperador del Sacro Imperio Romnano Germánico de llegar a una paz perpetua con `Abd al-Rahmân III y su hijo al-Hakam II, se estaba creando un nuevo orden internacional que afectaba a las dos civilizaciones que en esos años sostenían los territorios de la península Ibérica. El califato de Córdoba se convertía en el único poder legítimo de las tierras que en tiempos de Roma se llamó Hispania, liquidando así los derechos de los visigodos, si es que realmente existían, en el otro lado, el que se concentraba en torno al Sacro Imperio Romano Germánico, se mostraba una abierta disposición a reconstruir los valores de la Antigúedad, en especial la "urbanitas", aceptando por completo las fronteras surgidas de la expansión árabe que culminó en el 711.

martes, 13 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (27)


En el centro de todas las negociaciones estaba la ciudad que sería el centro político del Imperio Carolingio en el sur. Descartada Zaragoza por los sucesos del 778, y Pamplona casi por lo mismo, solo quedaban Tarragona y Barcelona. En la elección de una de esas dos ciudades intervinieron razones estratégicas pero también de legitimidad. No podemos olvidar a los "comites barcinonensis", que vivían en una de ellas, un título romano y por lo tanto independiente de la herencia de los visigodos de Narbona o de Toledo; así era el poder de esos hombres, incólumes entre las tempestades que silbaban a su alrededor. Carlomagno decidió que fuese Barcelona la capital de la marca meridional del imperio, la Marca Hispánica, aunque probablemente nunca tuvo entidad jurídica, apunta Ramon d´Abadal, el gran experto en estos temas.

España, una nueva historia. (26)


Este pasado del reino astur, como encogido por la distancia, ha adquirido con los eruditos estudios de Claudio Sánchez-Albornoz el encanto de una polémica sobre el ser de España. La creación de un desierto estratégico por el rey Alfonso I llevó primero al historiador portugués Alexandre Herculano de Carvalho y después al propio Sánchez-Albornoz a pensar que la existencia de una frontera militar es el mejor indicio de una política astur consciente contra la invasión musulmana. Pues nada explica mejor el carácter que forjó nuestro país que el esfuerzo por repoblar las tierras desiertas durante casi medio siglo: "Espíritu aventurero, apetito de libertad, decisión, valor, audacia, esperanza, confianza, en sí mismos, fe en el mañana...", he aquí, escribe con su peculiar estilo Sánchez-Albornoz, "los moviles humanos que hubieron de empujar a los inmigrantes hacia las tierras nuevas.

España, una nueva historia. (25)


Todo había comenzado el día en que un grupo de guerreros visigodos fueron derrotados y muertos a causa de sus divisiones internas y de su escaso sentido de la realidad histórica. ¿Qué hacer para que un crisol de tribus galas, germánicas y de ciudadanos romanos se uniera en una causa común? ¿Cómo construir un espacio nuevo para hacer frente al imperio árabe? Fue entonces cuando elevaron la voz más de lo habitual y pronunciaron la palabra clave, "Europa"; no iban a enfrentarse al islam con la frivolidad de los visgodos. En cualquier caso, urgía resolver el problema de la legitimidad. ¿Quién debía llevar la corona, los reyes que reinan pero no gobiernan o los mayordomos de palacio que gobiernan pero no reinan? Antes de hacerse la pregunta era urgente para ellos detener el avance de los jinetes árabes y bereberes, sobre todo tras el saqueo de la iglesia de Hilario de Poitiers.

España, una nueva historia. (24)


Ciertas ideas ,al ser repetidas sin parar, se convierten en verdad histórica. El aguerrido astur se revela entonces como el heredero de la legitimidad visigoda (Alfonso X incluso le hizo descendiente del rey Chindasvinto), el custodio del legado cristiano y romano y el guía espiritual de un pueblo que se levanta contra el infiel. Los meandros de la vida de Pelayo (muere en Cangas de Onís en 737) y de su incipiente círculo de amigos y conmilitones sirvieron de marco para la elaboración de un mito que la sociedad astur primero, leonesa después, y castellana finalmente se encargaría de repetir. Pelayo es el icono de la resistencia ante la invasión árabe, el padre de la patria; y su gesta, el origen de la nación española.

España, una nueva historia. (23)


La Edad Media española ha sido siempre una época de referencia, independientemente del color político e ideológico de quien la afrontara. Se han visto en ella rasgos tan característicos que durante años se estudió al margen de la historia europea y mediterránea de la que formaba parte indesligable; incluso se discutió a fondo si categorías de uso habitual entre los historiadores como feudalismo eran aplicables a sus formas sociales, económicas y políticas. Se isnsitió mucho en el fenómeno calificado en algún momento de Reconquista, es decir, la expansión militar de los reinos cristianos, y de repoblación, es decir, las diversas fases y formas de ocupación del suelo. La importancia por tanto de al-Andalus en el devenir histórico de España coincide con la Edad Media y eso también afecta a los reinos que se levantaron en armas. Desde Galicia a Cataluña, los reinos de León, Castilla, Navarra, Aragón, y el condado de Barcelona construyeron modelos políticos bien diferenciados, aunque coincidentes en dos cuestiones básicas. Todos eran cristianos fieles a la doctrina de Roma (los pocos casos de disidencia fueron rápidamente reprimidos) y todos compartían el deseo de expandirse a costa de los musulmanes. Por este motivo establecieron alianzas matrimoniales a lo largo de los siglos, buscando la manera de unificar criterios y fuerzas en esa lucha. No siempre lo consiguieron, es verdad, pero fueron mayores los motivos de consenso que de discordia.

España, una nueva historia. (22)


De "guerra más que civil" calificó isidoro de Sevilla el conflicto entre Leovigildo y sus hijos Hermenegildo y Recaredo: expresión prematura de una singular forma de ser española, donde el hecho religioso enfrenta al padre con el hijo. Para cualquier rey visigodo, sostiene Herwig Wolfram, siguiendo a Jordanes y Casiodoro, el peligro está en el origen de la legitimidad. Leandro de Sevilla tocaba ese punto con insolencia, y con ello cuestionaba la autoridad de Leovigildo, un arriano convencido como todos sus antepasados desde que fueron evangelizados por el obispo Ulfilas, proponiendo como rey a su hijo Hermenegildo, paladín de la causa católica. En cuanto a los catorce años de reinado de Leovigildo (572-586), la guerra contra los vascones y la fudación de la ciudad de Vitroia, en la llanura alavesa, aluden en último término a su deseo de articular un territorio fuerte sin injerencia eclesiástica. Ningún otro rey se atrevió a tanto ni fue tan lejos para caer tan bajo.

España, una nueva historia. (21)


En 1959, Ramón Menéndez Pidal, conocido internacionalmente como historiador del Cid, señalaba en un intencionado ensayo con el título de "Los españoles en la historia" que el reino de los visigodos fue el primer intento de creación de un Estado español, en el que habría tenido lugar por influencia de san Isidoro una formulación explícita de un sentimiento nacional. En el acalorado debate sobre si los visigodos eran españoles o no lo eran, Menéndez Pidal indagó sobre el "partidismo" que agitaba las dos facciones políticas cuyo trágico enfrentamiento puso fin a ese primer boceto de España, a sabiendas de que esa forma de presentar la historia visigoda era esencialmente una proclama política. Si arriesgó la tesis fue porque había calculado su efecto en las futuras investigaciones, que no era otro que la necesidad de conocer con exactitud los intereses sociales de las facciones en litigio. Comparando la situación española a finales de la década de 1950 con la situación vivida por el reino de los visigodos en su momento crítico tras la muerte de Recesvinto en 672 abría de nuevo la posibilidad de utilizar la historia como maestra de la vida, según el tópico ciceroniano heredado del helenismo. Pero una interpretación que ensalce semejantes posturas ideológicas y semejantes símbolos del honor patrio tenía escasa cabida en las maneras de hacer hsitoria de los años sesenta y siguientes.

sábado, 10 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (20)


Tenía nueve años y había acudido con mi padre al examen de ingreso al bachillerato. Me senté frente a un individuo con gafas y pelo ensortijado que me miraba con aire burlón. Tocaba historia de España. Un reto difícil, hubiera preferido geografía o literatura, materias con las que me encontraba más a gusto. La pregunta, no por obligada, resultaba compleja: recita la lista de los reyes godos. Una pausa para poner orden en la memoria, una mirada de soslayo a mi padre, que con los ojos parecía indicarme que ya me había advertido que me iban a preguntar "eso". Los segundos me parecieron horas, sobre todo porque el individuo en cuestión parecía impacientarse. Vamos, niño, ¿la sabes o no la sabes? No dudé por más tiempo. Allí iba: Fritigerno, Atanarico, Alarico I, Ataúlfo, Sigerico, Walia, Teodorico I, Turismundo, Teodorico II, Eurico, Alarico II, Gesaleico, Amalarico, Teudis, Teudiselo, Agila I, Atanagildo, Liuva I, Leogovildo, Recaredo I, Liuva II, Witerico, Gundemaro, Sisebuto, Recaredo II, Suintila, Iudila, Sindila, Sisenando, Chintila, Tulga, Chindasvinto, Recesvinto, Wamba, Ervigio, Égica, Witiza, Rodrigo. Sí, la había dicho y de corrido. Para el examinador yo sabía historia, y estaba en condiciones de ingresar en el bachillerato. Me sentí alivaido, mi padre respiró sin sonreír. Pero me quedó una duda: ¿sabía realmente historia por haber recitado esos nombres tan extraños? La recuperación una vez más de este listado no es sin duda una idea aberrante y tampoco responde a una oscura exaltación de la historia de los acontecimientos; más bien se trata de mostrar de qué manera en el pasado se distinguía la entidad de un pueblo mediante el recitado de los personajes representativos, al igual que hoy los adolescentes se saben los nombres de los jugadores de su equipo preferido.

España, una nueva historia. (19)


Entre los obispos hispanos calaron hondo las ideas de Orosio y de su maestro san Agustín. Unas ideas propias de personas descontentas que actúan contra los valores establecidos minando la coherencia de la comunidad y fomentando la rebeldía social. Es como si en medio de las invasiones bárbaras se tramara algo en contra de la autoridad imperial. ¿Recuperación de la vieja identidad ibérica? A veces se comenta que los bagaudas del valle del Ebro recuerdan la resistencia numantina ante las tropas de Emiliano. Era como un regreso al pasado. O quizás todo eso no es más que una ilusión moderna. ¿Significaron algo suevos, vándalos y alanos en la configuración del "bíos" español? En un mundo tan lleno de incertidumbre como el de los principios del siglo V, los pueblos bárbaros buscaron amparo en las pautas romanas. Para citar a Orosio de nuevo, cuya visión es muy similar a la de Gregorio de Tours: nada podía cambiar las formas de vida romanas, ni siquiera el hecho de que los invasores soñaran con suplantarlas en un futuro lejano.
En medio del debate, Ataúlfo recaló en Barcelona con sus ojillos puestos en Gala Placidia. La hermana del emperador, que la llevaba consigo como algo más que un rehén. A su alrededor se arremolinaron todos los ciudadanos contrarios a Roma con la sugerencia de que cambiara el nombre de aquellas tierras y las llamase Gothia en honor de su pueblo. Ataúlfo era una especie de rey para los visigodos y comenzó a sentir la presión de una época que iba a poner fin al Imperio Romano. La crónica de su vida se une a la gran epopeya de su pueblo. ¿Quiénes eran en realidad los visigodos?

jueves, 8 de octubre de 2009

España, una nueva historia. (18)


Teodosio (347-395) fue un noble hispano educado en la vida cultural de Itálica, donde quizás nació, aunque algunos autores proponen Cauca, la actual Coca, que ascendió junto a su padre de forma vertiginosa, como era costumbre entonces y que recuerda a los ascensos de los mariscales de Napoleón que en cuestión de años alcanzaban el mando de las tropas e incluso de un reino. Éste fue su caso, elevado a la dignidad de emperador de oriente tras el desastre de Adrianópolis. ¿Un emperador español?

España, una nueva historia. (17)


Y es que el hechizo de Bílbilis, famosa por sus espadas, compite con el tono efímero de la bacanal romana, tomando distancia de sus sofisticadas miserias y de la hipocresia de su gente. Es una distancia llena de melancolía, por eso se dice que es "española", la misma que siglos posteriores adoptarán Quevedo o Valle-Inclán. Cuando la poesía no solo es expresión de un sentimiento sino que refleja la realidad social, resuena con más fuerza al fijar las relaciones entre la memoria y el paisaje de la tierra natal.

España, una nueva historia. (16)


La primera impresión de Estrabón fue de desagrado. Desde el momento que ordenó los materiales que le sirvieron para redactar su "Geografía", Iberia fue nevuelta en un halo de tristeza, quizás porque, "en su mayor extensión, es una tierra poco habitable, pues casi toda se halla cubierta de montes, bosques y llanuras de suelo pobre y desigualmente regada. La región septentrional es muy fría por ser accidentada en extremo, y por estar al lado del mar se halla privada de relaciones y comunicaciones con las demás tierras, de manera que es muy poco hospitalaria. Así es el carácter de esta región. La meridional casi toda ella es fértil". Esa imagen ha perdurado durante siglos. Una geografía difícil, cuando no inhóspita, cuyo perfil resulta atractivo para las metáforas ya que el país se parece "a una piel tendida en el sentido de su longitud de Occidente a Oriente, de modo que la parte delantera mire al Oriente, y en sentido de su anchura del septentrión al Mediodía". La piel de toro. Una de las imágenes más perdurables de la península a largo de los siglos, que llega incluso a poetas contemporáneos como Salvador Espriu, que la convirtió en el centro de sus contrastadas reflexiones sobre el ser de España.

España, una nueva historia. (15)


El nombre de Iberia, indiscutiblemente griego como los montes Pirineos o las Columnas de Hércules, tenía una larga tradición que se remontaba al historiador Heródoto. Pero las impresiones recibidas por Estrabón contribuyeron a fijar el paisaje y la memoria de la península Ibérica durante siglos al vincularlos a otro de los etnónimos más decisivos en ese verdadero acto de nombrar a lo deconocido, el de celtíberos, utilizado para designar a las poblaciones de este origen que habitaban en amplias zonas de la península.

España, una nueva historia. (14)


Hispania formará parte desde ese momento del mundo romano sin disidencias destacables. El imperio de Augusto, como habían temido Cicerón y otros relevantes republicanos, era un régimen horrible, pero acatado por todos. Según Ramsay MacMullen, en esos años se incrementó el proceso de urbanización, se mejoró la calidad de las obras públicas y se produjo una colonización a gran escala, en la que a los vetreanos de las legiones se sumaba la plebe procedente de la metrópoli. Además de eso, se llevó a cabo un agudo inventario de los territorios hispánicos, que fueron divididos en tres provincias, dotada cada una de ellas con su capital correspondiente al tiempo que se fragmentó los territorios en conventus con una finalidad jurídica y fiscal.

España, una nueva historia. (13)


La primera semilla de los males futuros del Imperio Romano fue la decisión de Octavio Augusto de pedir al Senado poderes ilimitados para acabar con la disidencia en la península Ibérica. ¿Es que nadie quiso entender que ocupar el territorio cántabro y tratar de romanizarlo (con o sin aliados) era esencialmente una empresa imperial y que no solo costaría grandes sumas de dinero a las arcas públicas sino que llevaría muchos años alcanzar el "triunfo"? Es posble que Octavio leyera a Polibio cuando planeó la campaña contra los pueblos cántabros; pero no debió de entenderlo habida cuenta de que la destrucción de Cartago costó más de un siglo y miles de soldados romanos.

España, una nueva historia. (12)


La historia de la romanización de Hispania comienza con la guerra civil del siglo 1 a. C.: bellum civile, momento de suspensión de la concordia, escribió Cayo Julio César, consciente de que el enfrentamiento entre los generales romanos se engloba dentro de esa categoría. El odio que se respiraba conllevaba su inmensa capacidad de corroer el orden establecido, de mezclar y de remover la memoria social sin que nadie llegara a saber nunca cómo los viejos rencores se transformaban en impulsos asesinos. Así sucedió en la penísnsula Ibérica cuando sus habitantes empezaron a mirarse en el espejo de un conflicto político que no era el suyo, pero en el que vieron reflejadas sus ansias de venganza por ser lo que no deseaban ser.

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Más que la campaña de las guerras púnicas, escenario de una renovable ordalía en nombre de la civilización, es la guerra contra la cultura ibérica el secreto todavía no del todo descifrado de Roma, la prefiguración de la conducta militar del pueblo con el paso de los siglos mostrará su rostro en el sitio de Alesia contra Vercingetórix, en el saqueo de Alejandría o en la destrucción del templo de Jerusalén. La guerra contra los íberos es la primera manifestación de la insurgencia contra un poder imeprial. Polibio, sorprendido por su peculiaridad, escribió que "si alguien imaginara una guerra de fuego no pensaría en otra que en ésa". Los oscuros pastores lusitanos, los montañeses de Sierra Morena, desangraron las legiones romanas, luchando como guerrilleros contra un ejército regular imbuido del derecho de gentes, de la "buena fe" romana. (La palabra "guerrilla" es española y se acuñó muchos siglos después, entre 1808 y 1814, en la guerra contra Napoleón.)

España, una nueva historia. (10)


La inteligencia de un general tiene de paradójico que está hecha sobre todo de cosas que no se pueden aprender, o de cosas que sirven para representar lo que no se puede aprender. Napoleón lo llamaba suerte, otros sentido de la oportunidad. Escipión quiso tener a su alrededor una cosa u otra, consciente de que nada pervive sin ella. Es la misma actitud que siglos más tarde tendría en ese mismo lugar el general estadounidense George Patton cuando se enfrentó en condiciones desesperadas, tras el desastre del paso de Kassserine, al Afrika Korps del mariscal Erwin Rommel.

España, una nueva historia. (9)


Polibio y Tito Livio convirtieron la clemencia de Escipión en el eje central de un detallado relato sobre la conquista de Cartagena. Ambos historiadores cuentan que unos soldados romanos, tras la toma de la ciudad, acudieron a la tienda de Escipión con una princesa ibera de excepcional belleza como botín de guerra. Era un tributo al general que les había conducido a la victoria, convencidos del interés de su jefe por las mujeres hermosas. Ella comentó que estaba prometida a Lucio, un jefe ibero de la región. No dijo más. su destino estaba en manos del altivo patricio romano. Llegó al campamento el padre de la muchacha con una importante suma para su rescate. La narración alcanza aquí el valor dramático que ofrecerán más tarde la pintura y la ópera moderna. Cuando acabaron las palabras, emergió el gesto de Escipión que, con el paso del tiempo, se transformó en una leyenda. entregó a la joven a su padre y convirtió el dinero del rescate en la dote de la novia. ¿Una historia rosa? En modo alguno, solo política.

España, una nueva historia. (8)


Ese es el telón de fondo elegido por Flaubert para Salambó. En respuesta a la rebelión de los mercenarios, Amílcar Barca, el miembro más rico e influyente de la dinastía, decidió convertir la península Ibérica en una colonia cartaginense. Los sacerdotes apoyaron su decisión y la transformaron en un gesto sagrado. Hicieron venir al mayor de sus tres hijos varones, un niño de nueve años llamado Aníbal: fue en ese momento cuando el padre le hizo jurar odio eterno a los romanos. Nunca rompió ese juramento, pese a que llegó a tener mil motivos para hacerlo. Pero el pueblo congregado en la plaza no acertó a ver que el gesto de ese niño sería el principal motivo del fin de Cartago. Como en otros muchos casos, el odio es la ruina de la civilización.

España, una nueva historia. (7)


Comprendió entonces que la distribución de vino, aceite y sal entre la gente, lo que se llamaba entonces congiarios, no era suficiente y que debía dar un paso más hacia esa conducta del regalo que Paul Veyne calificó acertadamente de evergetismo: convertir la generosidad en popularidad, es decir, en el impulso para una carrera política. El pan y el circo existieron porque en Roma los cargos eran electivos, y se necesitaba recompensar a los votantes con sustanciales prebendas, algo así como en vísperas de una cita electoral la promesa de rebajar impuestos.

España, una nueva historia. (6)


Imaginemos la sensación de poder, teñida de erotismo, que debió tener Publio Cornelio Escipión cuando desembarcó cerca de la actual Tarragona, se supone, no lejos del actual paraje conocido como la "Torre de los Escipiones"; una sensación que sin duda debió reconfortar el ego de este hombre dañado por las desgracias que los cartagineses habían provocado primero en su familia, luego en su patria, Roma, a la que quería por encima de cualquier otra cosa; una virtud característica de los romanos de la clase senatorial. Además, cuando un gesto se convierte en el punto de partida de una acción política se habla de él, y lo que se dice, sobre todo en los libros de historia, se va transformando poco a poco por el complejo juego de la memoria y el olvido. Así, los fragmentos de lo que en un tiempo fue una simple vivencia se convierten en el único tejido para comprender que en este momento concreto comienza una nueva época.
Detengámonos en ese momento, observando de cerca al protagonista primcipal. Un general romano ante el mayor desafió de su vida. Me inclino a creer que Escipión percibió la península Ibérica como un país, al que no le costó llamar Hsipania, es decir, en traducción actual, España.

España, una nueva historia. (5)


Como todo relato histórico, también éste podría definirse por una imagen poderosa. El lector se hará la suya, sin duda. Mi imagen es la siguiente. Veo al principio a un hombre, Publio Cornelio Escipión, que llega a la península Ibérica, la observa con detención, y piensa en ella como un país digno de formar parte de la civilización romana; al final en 1939, veo a un hombre, Pablo Ruiz Picasso, que se va del país al que Escipión había llegado veintidós siglos atrás para no volver nunca, destrozado, un sentimiento que el propio pintor plasmó en el rostro de "la mujer con sombrero", una pintura de 1962 cargada de significación sobre el futuro de España. Cuando las elites en el exilio, decepcionadas por la actitud de las democracias europeas, proponían a Picasso com ole icono de la resistencia, lo hacían por una causa justa: la libertad. El tiempo, como ocurre bastante a menudo, terminó por darles la razón.

España, una nueva historia. (4)



La riqueza americana no impidió que en las aldeas y en las pequeñas ciudades la gente se muriera prácticamente de hambre. Esa paradoja forma parte de la memoria social española. Basta con visitar cualquier rincón de España para comprobar el poco imapcto en su paisaje de la grandeza del imperio universal; apenas unas mansiones señoriales de los aristócratas del lugar y de los altos funcionarios de la corte, unos monasterios y por supuesto la maciza iglesia en medio del pueblo. Pocas casas de gente trabajadora, el verdadero armazón de un país, al contrario de lo que ocurre con las granjas en Francia, Alemania o Inglaterra. He aquí un rasgo difícil de entender. España no supo administrar los inmensos recursos de su imeprio colonial en aras del bien social, sino más bien en representar aquello que más era. Dilapidó sin sentido, provocando las quejas de los arbitristas más sensatos que no cesaron de hablar de la decadencia de un país que paradójicamente dominaba medio mundo. ¿Por qué la sociedad española fue incapaz de prever los graves problemas del futuro, fue renuente a percibirlos una vez que se habían producido y fue incapaz de resolverlos una vez los hubo percibido? Todavía hoy mostramos cierta incredulidad acerca de que sucediera una cosa así en pleno Siglo de Oro de las letras españolas?

España, una nueva historia. (3)


George Santayana, que fue un "passionate pilgrim", describió la naturaleza española con sentido del humor en "Personas y lugares". "Fragmentos de una autobiografía". Hombre de una honestidad absoluta consigo mismo, nunca hizo concesiones cuando habló de su país natal mientras se adaptaba a la cultura literaria de su país de adopción, los Estados Unidos. En una ocasión por ejemplo, cuando le preguntaron por la guerra civil acuñó una de esas frases que se convierten en sentencias: "Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo". Gracias a esa clarividencia, pudo prescindir de las fantasiosas imágenes de España, escribir sin pausa a favor de su país natal, y tolerar tranquilamente que sus libros se leyeran solo en pequeños círculos de exiliados y que al principio su nombre fuera conocido solo en el mundo académico con escasas excepciones. Santayana demostró que la perplejidad se atenúa, e incluso se esfuma, mediante una educación adecuada y qie no importa vivir con estrecheces a cambio de poder pensar en libertad y audacia.

España, una nueva historia. (2)


Cervantes describió de manera incomparable la manera de ser española. El viaje del ingenioso hidalgo don Quijote de la mancha significa no sólo el triunfo de una persona contra la asfixiante atmósfera política de los tiempos de Felipe II, sino también el conflicto de una idea a la española con la evidencia. Baste pensar en la escena más célebre de tan célebre novela. Se trata del momento en el que la pareja protagonista atisba en el horizonte unos molinos de viento y ante el estupor de don Quijote, que ve en ellos a sus viejos enemigos, Sancho responde: "Mire vuestra merced que aquellos que allí parecen no son gigantes sino molinos de viento, hacen andar la piedra de molino". En efecto, no no es posible encontrar nada más genuinamente español que este diálogo entre dos personas que adoptan posturas tan opuestas a la hora de valorar lo que sus ojos ven. Los campos que luego recorrerán, con las consabidas aventuras, llevados por el deseo de hacer realidad la literatura, son el mejor testimonio de que en ese largo vaije desde el Toboso a Barcelona se encuentra el código para desvelar España. Tanto el quimérico don Quijote como el realista Sancho no solo querían conocer a fondo de su país, sino también buscaban con los sentidos y con el corazón los motivos por los que la única divina se había descompuesto ante ellos en cientos de verdades relativas.

España, una nueva historia.

Con este post inicio una serie dedicada a recoger esbozos de "España, una nueva historia", el libro que acaba de publicar el historiador José Enrique Ruiz-Domènec.



Pero nada nos fue regalado. Hemos tenido que pagar por ello un alto precio. En silencio, hemos visto cómo la historia ha perdido protagonismo a favor de un sucedáneo llamado ciencias sociales. Todos nosotros somos testigos cada año del fracaso escolar de centenares de buenos muchachos aturdidos frente a libros de texto que poco tienen que ver con el conocimiento de la historia de España, tal como se ha entendido desde que Alfonso X empezara su crónica.