miércoles, 11 de noviembre de 2009

España, una nueva historia. (95)


La polémica rodea la vida de Azaña: "No quiero ser presidente de una república de asesinos", dijo en cierta ocasión, según el testimonio de Claudio Sánchez-Albornoz. La violencia, el crimen y el desorden general solían parecer a los periodistas y visitantes extranjeros los rasgos más destacados de la vida española. En este caso, las primeras impresiones no se modificaban cuando el conocimiento era más profundo. Un examen minucioso de los documentos de la época descubre sobre todo síntomas de acoso al orden republicano. Quizás el cuadro esté algo exagerado, pero es lo suficientemente verdadero como para suscitar la ineludible pregunta de si una sociedad democrática podía prosperar o incluso sobrevivir en ausencia de la exigencia interior que sostenía la ética del trabajo. La policía y la Guardia Civil eran insuficientes para controlar un de-sorden que estaba alcanzando proporciones críticas.

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